Los problemas del corazón siempre maltratan el alma.
Los sentimientos no expresados se convierten en resentimientos.
No consiste la felicidad en que nos amen,
sino en saber que se nos ama.
El amor no se busca; se encuentra.
Ningún progreso logrará el ser humano si el ser humano no progresa.
Otorgar amistad a quien brinda amor, es como darle pan a quien tiene sed.
La reina de este mundo es siempre la esperanza.
El olvido no existe, pero tampoco la constante presencia.
El poderoso no es el que hiere o destruye,
sino el que sabe crear y construir.
Amar y ser amado es un privilegio;
es la gloria del mundo.
El amor nunca aspira a ser agradecido ni compadecido;
sino correspondido con amor.
La felicidad es darse cuenta que nada es demasiado importante.
Una casa es el lugar donde uno es esperado.
Todos tenemos un momento de oro en que se nos concede la felicidad;
luego, unos se quedan con el momento y otros con el oro.
No aspiro a la felicidad sino a la serenidad;
la primera es un don,
la segunda un aprendizaje.
El que no ama siempre tiene razón;
es lo único que tiene.
Entre el recuerdo y la memoria hay mucha diferencia;
el primero es la depuración de la segunda.
Vivid no de acuerdo con los ideales recibidos,
sino con vuestras aspiraciones,
con vuestra intuición más vehemente.
FUENTE: ANTONIO DE GALA
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