sábado, octubre 26, 2013

QUERIDA MAMÁ

  • CUANDO YA NO ESTEMOS, NO QUIERO QUE NOS LLORES. QUEDÁTE EN SILENCIO SIN DECIR PALABRAS . Y VIVE DE RECUERDOS,RECONFORTA TU ALMA CUANDO ESTEMOS DURMIENDO, RESPETA NUESTRO SUEÑO POR ALGO DORMIMOS, POR ALGO NOS HEMOS IDO. SI SIENTES NUESTRA AUSENCIA, NO PRONUNCIES NADA Y CASI EN EL AIRE CON PASOS MUY FINOS BUSCÁNOS EN NUESTRA CASA.
    NO NOS LLEVES FLORES A UNA TUMBA AMARGA. GRITA CON TODA TU ENTRAÑA QUE EL MUNDO ESTA VIVO Y SIGUE SU MARCHA. LA LLAMA ENCENDIDA NO SE VA A PAGAR POR EL SIMPLE HECHO DE QUE YA NO ESTEMOS MAS. LOS HIJOS VIVEN Y NO MUEREN NUNCA! SE DUERMEN DE A RATOS , DE A RATOS PEQUEÑOS Y EL SUEÑO INFINITO ES SOLO UNA EXCUSA. CUANDO YA NO ESTEMOS SOLAMENTE EXTIENDE TU MANO Y ESTARÁS CON NOSOTROS SELLANDO EN CONTACTO Y AUNQUE NO NOS VEAS, Y AUNQUE NO NOS PALPES SABRÁS QUE POR SIEMPRE ESTAREMOS A TU LADO. ENTONCES UN DÍA, SONRIENTE Y VIBRANTE
    SABRÁS QUE POR SIEMPRE ESTARÉMOS A TU LADO...


jueves, octubre 24, 2013

Sabiduría Divina: Budismo

El Budismo se considera un camino o un sendero. Es un camino de enseñanza y práctica. Las prácticas Budistas, tales como la meditación, son un medio para transformarse a uno mismo de forma que se puedan desarrollar las cualidades de conciencia, bondad y sabiduría. La experiencia práctica que se desarrollo dentro de la Tradición Budista se creó a través de miles de años creado un recurso incomparable para aquellos que desean seguir un sendero del desarrollo espiritual. La palabra espiritual en el Budismo se entiende no como en otras religiones.

El Budismo es una disciplina de transformación que no tiene como meta a un Dios creador ni a Dioses protectores. La meta del Budismo es llegar a un estado de total y completa realización del potencial espiritual del ser humano este se puede entender como:

1- Un estado de ver las cosas como realmente son (Sabiduría, Gnosis).
2- Un estado de 'sensibilidad' infinita con todo lo que existe (Compasión y Amor)
3- Un estado de energía incasable e inagotable (Creatividad).


Estos tres aspectos (mental, emocional y volicional) constituyen la parte más importante y determinante de nuestra Humanidad y son las que se desarrollan por medio de métodos prácticos, mismos que llevan a la meta trascendental del Budismo la Iluminación o Budeidad. Este estado fue alcanzado por el Buda hace 2.500 años, y es el estado el cual todos los Budistas toman como Ideal.

El Budismo ve a la existencia como un proceso en constante cambio y sus prácticas apuntan a tratar de tomar ventaja de éste principio inherente de las cosas, el cual se suma en tres palabras: 'Existencia implica Cambio' . Esto significa que uno puede cambiar para mejorar, la fe ciega no tiene lugar en el Budismo, la única fe que se necesita es en la propia habilidad de cambiar.

El factor decisivo de este cambio en nosotros es la mente. En el Budismo se ha desarrollado un cuerpo practico de métodos para transformar la mente. Uno de los principales es la meditación, la cual es una forma de desarrollar estados mentales más positivos caracterizados por calma, concentración, conciencia y emociones como la amistad, ecuanimidad y felicidad. Usando la mente clara y positiva que se desarrolla en la meditación, es posible tener una mayor comprensión de uno mismo, de los demás y de la vida misma.

El Budismo no es un sistema de fe y culto sino más bien es meramente un Pasaje a la Iluminación Suprema. El Buda aludió o se refirió a sus enseñanzas como simples o como una balsa que nos saque de esta orilla de sufrimiento e impermanencia y nos lleve a la otra orilla de bienaventuranza y seguridad, la Realidad Permanente Verdadera, el Nirvana. Posteriormente a la realización del Nirvana, la balsa ya no es necesaria.

El Budismo es para aquellos que han llegado a comprender que lo que ha sido CREADO es IMPERMANENTE; y que lo que sea que es impermanente es inherentemente enfermizo y dañino. Ningún deleite o felicidad permanente se encontrará en lo que es impermanente, sólo dolor y peligro.

La meta de conducirse por el camino de la doctrina del Budismo es zambullirse en el Nirvana. Él tiene el Nirvana como su objetivo. El Nirvana es su fin. La Realidad Verdadera realizada. El Noble Camino Óctuple del Budismo es el medio para este fin.

Ocho actividades que deben desarrollarse simultáneamente para realizar la meta, el Nirvana.


1.La primera parte del Noble Camino Óctuple es VISIÓN CORRECTA o COMPRENSIÓN CORRECTA. Esto quiere decir el conocer las Cuatro Nobles Verdades.

La Primera Noble Verdad es el conocimiento de que TODO lo que ha sido CREADO es IMPERMANENTE. Y cualquier cosa que sea impermanente es inherentemente enfermizo y dañino. Y lo que es impermanente, enfermizo y dañino NO ES EL YO.

La Segunda Noble Verdad es el conocimiento de que la llegada de la enfermedad está basada en la ignorancia y que se perpetúa por el antojo y la embriaguez por la sensualidad y las sensaciones, por el llegar a ser una y otra vez y por las concepciones falsas o ilusiones y la ignorancia.


La Tercera Noble Verdad es el conocimiento de que la EXTINCIÓN O EL CESE de todo lo enfermizo y dañino que ha surgido y que surgirá en el futuro, es el Nirvana. La Realidad Verdadera realizada, libre de todo lo enfermizo y dañino.

Y la Cuarta Noble Verdad es el conocimiento de El Noble Camino Óctuple que guía a la extinción y cesación de lo enfermizo y a ganar la meta: el Nirvana. El Estado Permanente Verdadero del Yo, la Realidad MISMA, Absoluta, Constante, Duradera, Estable, la Semejanza, la Sabiduría Perfecta.

2. La Segunda Parte del Noble Camino Óctuple es PENSAMIENTO CORRECTO o PROPÓSITO CORRECTO. Esto significa aspirar a obtener la realización de la Sabiduría Perfecta, la Realidad Permanente Verdadera y Última. Abstenerse de todo acto y pensamiento malévolo. Lograr la destrucción total de todos los deseos vehementes. Renunciar a todo lo manifestado, todas las construcciones y todo lo que es “creado” inventado.

Desarrollar el “desapasionamiento” o imparcialidad u objetividad, el total desapego, la absoluta renunciación, el rendimiento propio. Lograr la cesación de todas las realidades “creadas”. Realizar uno mismo el Despertar Incomparable del Ser o el Yo. Ganar la libertad de la Mente, la libertad a través de la Sabiduría Intuitiva Perfecta, la emancipación lúcida, racional e inmune de la Voluntad.

3. La Tercera Parte del Noble Camino Óctuple es HABLAR CORRECTO. Abstenerse de hablar mentiras, de hablar con prejuicios, de hablar maliciosamente y de hablar frívolamente. Participar en discusiones que se ocupen y nos guíen al Nirvana, lo que es genuinamente PERMANENTE y REAL.

4. La Cuarta Parte del Noble Camino Óctuple es ACCIÓN CORRECTA. Abstenerse del todo a matar a cualquier criatura de ninguna forma. Abstenerse del todo de robar en cualquier forma. Abstenerse de cualquier conducta impropia sensual o sexual. Abstenerse de todo acto malévolo; abstenerse de todas las formas de embriaguez.

5. La Quinta Parte del Noble Camino Óctuple es VIVIR CORRECTO. Abstenerse de todas las formas de vivir malévolas; abstenerse de todo método de vida malévolo.

6. La Sexta Parte del Noble Camino Óctuple es ESFUERZO CORRECTO. Destrozar todos los estados mentales malévolos que ya han llegado; prevenir cualquier estado mental malévolo de surgir; mantener y crecer los ESTADOS MENTALES BUENOS que ya han llegado; y hacer crecer NUEVOS estados mentales que no han llegado todavía, tales como bondad amorosa por TODOS los Seres, compasión y misericordia por todas las criaturas, piedad y ecuanimidad.

7. La Séptima Parte del Camino Óctuple es ATENCIÓN CORRECTA. Contemplar como impermanente, enfermizo y que no pertenece a uno: Cuerpo, Sentimientos, Percepciones, Mente, Consciencia, Pensamiento, Estados Mentales, Objetos Mentales, Actividad Mental. Crecer la repulsión por el mundo, mirándolo como la creación en deterioro y corrupta que es y crecer en objetividad y desapasionamiento, desapego total, calma, tranquilidad, mirando que todo es Inexistente, el No Ser. Ignorar todo lo que es percibido, permanecer distante y apartado de ambos, tanto los placeres como los dolores que surgen de la creación de los sentidos y la sensualidad.

La Octava Parte del Camino Óctuple es CONCENTRACIÓN CORRECTA. Apartarse del mundo, apartarse de los estados diabólicos o malévolos, apartarse de todas las sensaciones de los sentidos, viviendo en soledad, retirado, entusiasta, diligente, firme y determinado, desarrollando penetración y astucia de Mente a través de meditación intensa y reflexión.

Para entrar, Y ENTONCES TRANSCENDER, ocho estados superiores de conciencia que guían a incrementar la Sabiduría Intuitiva, la Visión Interna y el Conocimiento Superior Directo, y a destruir los hábitos compulsivos o adiciones y los deseos vehementes, y a realizar la Realidad Verdadera, taladrando eficazmente la coraza de la ignorancia, el error, la ilusión y la decepción. A medida que uno obtiene los estados de Mente y Conciencia superiores, la verdadera naturaleza de como las cosas realmente son, puede ser vista claramente, ambas, intuitivamente y con el esfuerzo supremo, por el Conocimiento Superior Directo. La Realidad Verdadera desdoblándose, la Iluminación Propia del Ser (yo) por el Ser (Yo).

Anatmán

El budismo analiza la existencia humana partiendo de la base de que está formada por el conjunto de cinco realidades (skandhas): el cuerpo material, los sentimientos, las percepciones, la predisposición ante las cosas o tendencias kármicas y la conciencia. Cada persona es simplemente la combinación temporal de estas cinco realidades, las que están a su vez sujetas a continuos cambios. Ninguna de ellas se mantiene igual ni siquiera en dos momentos consecutivos. Los budistas niegan que este conjunto de cinco realidades, ya sea en forma individual o conjunta, puedan ser consideradas como una existencia independiente y permanente, o el alma (atmán). De hecho consideran un error el concebir que exista siquiera una unidad permanente que sea un elemento constitutivo del hombre. Buda sostenía la idea de que esta concepción de sí mismo llevaba a que las personas fueran egoístas, padecieran de ansiedad, y que por lo tanto sufrieran. Por eso enseñó la doctrina de anatmán, o de la negación de la existencia de un alma permanente. Sostenía que toda la existencia humana se caracterizaba por contar con las tres señas de: anatmán (no tener alma), anitya (impermanencia) y dukkha (el sufrimiento). La doctrina de anatmán hizo necesario que Buda diera una reinterpretación a la creencia hindú de las reencarnaciones en el ciclo de la existencia fenomenológica, más conocida como samsara. Después de haber llegado a este punto en su enseñanza, Buda comenzó a difundir la doctrina del origen subordinado o pratityasamutpada. En esta cadena de doce causas unidas, se demuestra cómo el haber sido ignorante en una vida anterior hace que la persona tienda a formar un determinado conjunto que tiene que desarrollar. Esta combinación llevará a que actúen la mente y los sentidos. Las sensaciones que resultan de este actuar llevan a sufrir ansiedad y un apego a la existencia. Esta condición determina el proceso de ser nuevamente, creando otro ciclo de nacimiento, vida adulta y muerte. A través de esta cadena causal, se vincula una vida a la siguiente. Se llega a un fluir de nuevas vidas, más que a un existir permanente que se desplace de una vida a otra; de hecho es la creencia de una reencarnación sin transmigración.

Karma

La doctrina del karma se encuentra muy relacionada con la doctrina del anatmán. El karma se basa en los actos de cada persona y en las consecuencias morales que se desprendan de ese proceder. Los actos humanos determinan su reencarnación posterior, por lo que las buenas acciones lógicamente serán recompensadas, como serán castigadas las malas. Por eso el budismo sostiene que no existen en el mundo los placeres inmerecidos ni los castigos injustificados, sino que todo es más bien producto de una justicia universal. El proceso kármico actua por medio de una ley moral natural, más que por medio de un sistema de juicio divino. El karma de cada individuo determina asuntos tales como su belleza, su inteligencia, su longevidad, su salud y su nivel social. De acuerdo con las enseñanzas de Buda, dependiendo del tipo de karma que tenga cada persona, puede reencarnarse en un ser humano, un animal, un fantasma hambriento, un habitante del infierno o incluso en alguno de los dioses de la religión hindú.

A pesar de que el budismo no niega la existencia de dioses, no les atribuye ninguna importancia especial. La vida de los dioses en el cielo es larga y apacible, aunque están sujetos a los mismos problemas que puede tener cualquier otra criatura, por lo que están expuestos a una eventual muerte y a una futura reencarnación en un estado de existencia inferior. No son los creadores del Universo, ni tampoco controlan el destino de la humanidad, por lo que para el budismo, el rezar o hacerles sacrificios no tiene ninguna utilidad. De las distintas modalidades de reencarnación, la humana es la mejor, porque las deidades están tan absortas en sus propios placeres que pierden de vista la necesidad de redención. Por lo tanto, la posibilidad de ser un iluminado es válida sólo para los seres humanos.

BUDA

La palabra Buda es una descripción y no un nombre. Significa 'alguien que está despierto' en el sentido de haberse 'despertado a la realidad'. El nombre describe el logro de un hombre llamado Siddharta Gautama, que vivió hace 2,500 años en el norte de la India. A la edad de 35, años después de un largo sendero de esfuerzo, logró un estado de Iluminación al estar en una profunda meditación.


Durante los restantes 45 años de su vida viajo a través de gran parte del norte de la India, diseminando su enseñanza para el desarrollo hacia la Iluminación. Su enseñanza se conoce en el Oriente como el Buddha-Dharma -'la Enseñanza del Iluminado'.

Viajando de lugar a lugar, el Buda dio enseñanza a numerosos discípulos, muchos de los cuales lograron también este estado de Iluminación. Ellos, a su vez, enseñaron a otros y de esta forma una cadena ininterrumpida de enseñanza que continua hasta el día de hoy.

El Buda no era un Dios ni profeta de Dios, no declaró ser un Ser divino. En el Budismo no habiendo el concepto de Dios creador se entiende al Buda como un ser humano que, a través de esfuerzos tremendos, se transformó a si mismo y trascendió su humanidad creándose en el un nuevo orden de Ser: Un ser Iluminado.

Este concepto de la Iluminación no es común en el Occidente donde tenemos limitados entendimientos de la capacidad espiritual que la vida ofrece.
Algunas filosofías entienden la meta Humana sólo como la de llegar a ser un humano ético y con cualidades morales (Humanismo) careciendo de un orden espiritual. En otras se entiende la meta del ser humano en términos de sacrificio hacia alguien o algo fuera de nosotros y lo espiritual en términos de sacrificio hacia eso al hombre o mujer que llega a esta meta se le denomina Santo. Por ultimo hay la concepción de un ser mas allá de todo incluyendo lo Humano y así creador de las cosas (Dios), la meta en este caso seria comunión o unión con Él.

La Iluminación no se puede describir con ninguna de estas concepciones. La Iluminación trata de describir a un ser que utilizando su Humanidad se desarrollarse psicológicamente y espiritualmente llega a un estado Trascendente que trasciende su misma Humanidad básica, llegando así a ser alguien el cual puede ver la realidad ultima de las cosas, alguien en el cual el nivel más profundo de Realidad se esta manifestando.

¿Por qué se venera a Buda?

Hay muchas formas de veneración. Cuando alguien venera a un dios, ora, hace ofrendas y ruega por favores. Cree que ese dios escuchará sus plegarias, recibirá sus ofrendas y le dará respuesta.

La veneración que existe en el budismo es de otro tipo. consiste en mostrar respeto hacia alguien o hacia algo que admiramos. Cuando un profesor entra en la sala de clases o cuando suena el himno nacional nos paramos en señal de respeto. O cuando finaliza una obra musical, nosotros aplaudimos. Esos son gestos de respeto y veneración e indican nuestra admiración por personas o cosas.

Una estatua de Buda con sus manos descansando gentilmente y su sonrisa amorosa nos conmueve y nos insta a desarrollar paz y amor en nosotros mismos. El perfume del incienso nos insta a prevalecer en las virtudes, las luces de las lámparas nos motivan a perseguir la luz del conocimiento y, las flores que nos impresionan por su belleza, pero luego mueren, nos recuerdan la impermanencia. Cuando nosotros rezamos, expresamos nuestra gratitud al Buda por la enseñanza que nos ha dado. Pero esto no quiere decir que los budustas veneran símbolos, no, quien crea eso es por que desconoce del budismo. Una estatua de Buda rememora la dimensión humana de las enseñanzas budistas. Nos recuerda que nosotros podemos liberarnos del sufrimnto al igual que Buda, encontrando la felicidad en nosotros mismos. Las imágenes de Buda nos mantiene en mente esa preciosa oportunidad de trascender el sufrimiento y alcanzar la felicidad duradera..





martes, octubre 22, 2013

Definición de hijo

"Hijo es  un ser que Dios nos  prestó para hacer un curso intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y, de nosotros, aprender a tener coraje. Sí. ¡Eso es! Ser madre o padre es el mayor acto de coraje que alguien pueda tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo a perder algo tan amado. ¿Perder? ¿Cómo? ¿No es nuestro? Fue apenas un préstamo... EL MAS PRECIADO Y MARAVILLOSO PRÉSTAMO ya que son nuestros sólo mientras no pueden valerse por sí mismos, luego le pertenecen a la vida, al destino y a sus propias familias. Dios bendiga siempre a nuestros hijos pues a nosotros ya nos bendijo con ellos"
por José Saramago



lunes, octubre 14, 2013

Qué difícil se me hace...

Del libro “En la tristeza pervive el amor” de Elisabeth Lukas .
El proceso de comprensión descrito transcurre de la mano de procesos marcadamente saludables. Probablemente por ello, la naturaleza, que con tanta sabiduría lo ha dispuesto todo, despliega sobre una desgracia el oscuro manto del duelo para que el afectado por dicha desgracia pueda recobrar fuerzas. Los siguientes pasos resultan reconfortantes:
1. Retiro a la calma.
2. Enfrentamiento con la situación.
3. Lucha por una posición digna de vivir.
4. Intensificación de la espiritualidad.

1. Retiro a la calma
Sucede con frecuencia que las personas que están de luto ponen barreras a las voces de ánimo externas. Cuando no hay lugar para el consuelo, sobra cualquier palabra, y quien no ha pasado por algo parecido, no puede decir nada al respecto. Los esfuerzos consoladores y bienintencionados de los amigos resultan más bien molestos. Queremos ser amables, pero no queremos que nos contenten con lisonjas, y resulta difícil demostrar ambas cosas a la vez. La proximidad de los congéneres es agradable, pero sólo si está marcada por un «signo inofensivo». Cuando el dolor cala hondo, los nervios afloran.
Una abuela que había perdido en un accidente de tráfico a una hija de 38 años y a los dos hijos de ésta, todavía en edad preescolar, me dijo que no soportaba la compasión de los habitantes de su pueblo. Cualquier mirada de reojo, entre curiosa y compasiva, y cualquier muestra balbuceante de interés acerca de su estado le revolvía su herida alma. La abuela sentía una especial predilección por una vieja amiga de aspecto robusto que se desplazaba a menudo a su casa. Siempre traía un pastel cocinado por ella misma y ambas tomaban el café juntas y charlaban de banalidades. La amiga la ayudaba a fregar los platos y, cuando veía en el baño un montón de ropa recién seca, no dudaba un segundo en coger la plancha. Llegado el momento de despedirse, la amiga la abrazaba en silencio. Aquella abuela me dijo que su amiga también lo había pasado muy mal, pero no lo exteriorizaba, sino que demostraba su voluntad de vivir a través de sus actos, y que aquello se contagiaba profundamente. Esta sencilla forma de practicar la amistad le ayudó mucho más que cualquier otra cosa.
La soledad a la que suelen retirarse las personas que están de luto (como si fueran un animal herido) es como un depósito de calma para ir a repostar. Sin embargo, este depósito no está destinado al consumo continuado. Una reserva de agua, por ejemplo, sirve para superar las épocas de sequía. Si hay suficiente líquido, no será necesario bombear de la reserva. De la misma manera, la calma y la soledad son una ayuda excelente para superar una carencia existencial sin que para ello sea necesario alojarías continuamente en casa.
El hombre, proyectado en si mismo, se centra en torno a su punto medio. Tras el primer grito de dolor, las lágrimas y los sollozos, la tranquilidad se va instalando paulatinamente. El afectado todavía comprende lo sucedido, pero la calma es paciente; no apremia. Entonces, se atreve con lo incomprensible, puede desplegar y recoger sus antenas, y lo consigue. «Hace tanto daño», exclama el doliente desde su luto. «Dame tu dolor —responde la calma—, yo lo absorberé.»
2. Enfrentamiento con la situación
Tras el sosiego, se pone en marcha el enfrentamiento espiritual con la nueva situación. Este enfrentamiento resulta menos complicado cuando podemos acoplamos a algo ya conocido. Seguro que en algún momento anterior hemos tenido que asimilar pérdidas. ¿Qué ocurrió entonces? El mundo no se desmoronó. La vida tiene preparadas nuevas tareas llenas de sentido. Hasta que no llega la hora definitiva, siempre hay algo importante que. resolver en este mundo, y ahora no va a ser distinto. El duelo no autoriza a eludir responsabilidades.
No cabe ninguna duda de que la nueva situación exige un cambio absolutamente radical, pero la creatividad confiere elasticidad a la mente. ¡ Cuánta aflicción ha transformado el hombre en heroísmo a lo largo del tiempo! ¡Cuánta vitalidad ha emanado de los golpes que el destino le ha asestado! Y, en cambio, ¡ a cuánta desidia y pereza se ha visto inducido por la buena vida! Por lo tanto, tenemos que sacar la cabeza de debajo del ala, encarar las exigencias del presente y preguntarnos: ¿qué es eso que se nos reclama en el duelo, por el duelo y a pesar del duelo?
La abuela antes mencionada era capaz de recordar el día exacto en que despertó de su «petrificación» espiritual. En la soledad de sus cuatro paredes vio con claridad cuál iba a ser su siguiente tarea. Se tenía que preocupar más por su yerno. Tras la muerte de la mujer y los hijos, su declive era inminente. Día tras día debía concentrarse en su trabajo, lo cual le resultaba harto difícil, y por las noches vagaba por distintos locales. La abuela hizo un enorme esfuerzo y buscó el contacto con su yerno. Finalmente, tras semanas de empeño infructuoso, consiguió convencerlo para que tomara un rumbo más coherente en su vida. Poco después, cuando la anciana volvió a hojear el álbum familiar, movió la cabeza con ademán tranquilizador ante la última foto grafía de su hija: «Tu marido ya está bien». Y la risueña imagen le respondió: «Gracias, mamá».
3. Lucha por una posición digna de vivir
Cuando la persona que está de luto ha encontrado en la calma el camino hacia ella misma y hacia las tareas que están a la espera, habrá llegado la hora de ejecutar la parte más difícil del proceso de comprensión. El doliente tiene que encontrar respuestas a las preguntas vehementes que lo intrigan, pero para ello deben eliminarse primero las preguntas mal planteadas del estilo «¿por qué ha tenido que sucederme a mí?», «¿por qué este castigo?», «¿qué sentido tiene mi desgracia?», «¿por qué no ha intervenido el Señor?». Son preguntas mal planteadas porque presuponen que los caminos de la providencia se escrutarían con nuestro ínfimo entendimiento. De esta manera, un gorrión también podría preguntarse para qué sirve el cable de alta tensión sobre el que está posado. No es que el cable no tenga ninguna utilidad, simplemente no tiene sentido querer explicar a un gorrión el sentido de ese cable.
Algunas personas plantean constantemente preguntas erróneas. Cuestiones como «¿quién es el culpable de mi dilema?» o «¿por qué no me ayuda nadie?» son verdaderas trampas. En muchas ocasiones le corresponde a la metodología psicoterapéutica reconducir esta clase de preguntas. «¿De qué me puede servir haber pasado por esto o aquello?», «¿qué lección puedo extraer?», «¿cómo puedo llevarlo de la mejor manera posible?», «¿puede incluso la tragedia transformarse en un triunfo interno?»… Éstas son las preguntas clave, las que pueden extraer respuestas interesantes de quien las formula. Respuestas con las que se puede vivir y pervivir.
La abuela de nuestro ejemplo también encontró sus respuestas, su posición frente a la enorme desgracia que la había privado de su bien más querido. Me dijo lo siguiente: «Durante treinta y ocho años tuve una hija sana e inteligente. Nunca derroché un solo pensamiento en saber por qué era tan sana y tan inteligente. Nunca me puse a pensar por qué no vino al mundo con alguna enfermedad, por qué no fracasó en los estudios o por qué no se descarrió. Sencillamente, todo iba como una seda con ella. Por ello ahora no tengo por qué estar  disgustada. Quizás su temprana muerte tenga un sentido que no puedo conocer». Se detuvo un instante, y prosiguió: «Sobre todo no puedo comprender que mis dos nietos tuvieran que morir tan pronto. Cuando pienso en el fervor con que habían sido esperados… Al menos ahora se han ahorrado toda la maldad de este mundo. Han pasado del regazo de la familia al regazo del Creador sin soportar penas, preocupaciones o deshonras de ninguna clase…». Las lágrimas le bajaban por las mejillas, pero se las secó enérgicamente. «Aún estoy aprendiendo a concederles el descanso eterno —murmuró—, aún estoy aprendiendo. »
4. Intensificación de la espiritualidad
Finalmente, las respuestas para vivir sólo se pueden dar desde la fe, entendida aquí de forma general, más allá de lo religioso. Toda persona cree originalmente en algo sobre sí misma. Negaría su propia idiosincrasia si, desde el orgullo intelectual, se erigiera a sí misma en el principio supremo. Sin embargo, las experiencias límite y las fases de duelo disipan pronto ese orgullo. El retorno a la fe es consolador y, al mismo tiempo, saludable.
Destaquemos a este respecto un reciente estudio de la bioquímica Caryle Hirshberg (Ben Lomond, Estados Unidos), quien ha investigado con profundidad la evolución inesperadamente positiva de pacientes afectados de cáncer terminal. En una cincuentena de enfermos que según los resultados médicos, debían haber fallecido hacía tiempo, Hirshberg descubrió tres factores de conducta coincidentes: los pacientes aceptaban el diagnóstico, pero no el pronóstico, es decir, se mostraban optimistas a pesar del pronóstico. Estas personas vivían en vínculos sociales estables, más de un 70 % llevaban más de veinte años casadas.., y rezaban (Deutsches Arzteblatt, año 94, número 25, junio de 1997).
Si la intensificación de la propia espiritualidad puede ayudar a enfrentarse al cáncer, también podrá contribuir a resucitar del duelo.
 


viernes, octubre 11, 2013

Alma




sábado, octubre 05, 2013

Si supiera...

"Si supiera que esta fuera la última vez que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo para darte más. Si supiera que esta fuera la última vez que voy a oír tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez indefinidamente.
Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría “te quiero” y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes. Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré."
Gabriel García Márquez. 

Mil veces no puedo

Hoy tengo grandes deseos de desaparecer, y terminar con todo; sé que si lo expreso así, termino internada y listo, un problema menos, la gen...