jueves, abril 28, 2011

EL HOMBRE QUE NO CREIA EN EL AMOR.

Quiero contarte una vieja historia sobre un hombre que no creía en el amor. Se trataba de una persona normal, como vos y como yo, pero lo que lo hacía especial era su manera de pensar: ESTABA CONVENCIDO DE QUE EL AMOR NO EXISTÍA. Había acumulado mucha experiencia en su intento de encontrar el amor, por supuesto, y observado a la gente que tenía a su alrededor y había acabado por confirmar que el amor no existía.
Dondequiera que fuese solía explicarle a la gente que el amor no era otra cosa que una invención de los poetas, de las religiones, que intentaban, de este modo, manipular la débil mente de los seres humanos para controlarlos y convertirlos en creyentes. Decía que el amor no era real y que, por esa razón, ningún ser humano lo encontraría jamás aun cuando lo buscase todo el tiempo.
Lo que decía era que lo que llamamos “amor” es como una especie de droga; te exalta, pero a su vez crea una fuerte dependencia, por lo que es posible convertirse en un gran adicto a él. Y ¿qué ocurre entonces cuando no recibes tu dosis diaria, dosis que necesitas al igual que un drogadicto?
El adicto a las drogas, el que tiene más necesidad, vive con un miedo constante, temeroso de que, quizá, no sea capaz de conseguir su próxima dosis de amor, o de droga. Piensa: «¿Qué voy a hacer si ella/él me deja?». Ese miedo lo convierte en un ser muy posesivo. «¡Eso es mío!» Se vuelve celoso y exigente porque teme no conseguir su próxima dosis. Por su parte, el suministrador puede controlar y manipular a la persona que necesita la droga dándole más dosis, menos o retirándoselas del todo. La persona que tiene más necesidad acabará por rendirse completamente y hará todo lo que pueda para no verse abandonada.
De este modo, el hombre continuó explicando a la gente por qué no existía el amor. «Lo que los seres humanos llaman "amor" no es otra cosa que una relación de miedo que se fundamenta en el control». ¿Dónde está el respeto? «Lo que hay es una guerra de control para ver quién manipulará a quién. ¿Quién será el suministrador y quién tendrá la adicción? Unos meses más tarde descubrirás que el respeto que juraron tenerse mutuamente se ha desvanecido. Descubrirás el resentimiento, el veneno emocional, y verás cómo, poco a poco, empezarán a herirse el uno al otro, una situación que crecerá y crecerá hasta que lleguen a tener miedo de quedarse solos, hasta que lleguen a temer las opiniones y los juicios de los demás y también sus propios juicios y opiniones. Pero ¿dónde está el amor?»
El hombre continuó hablando incansablemente de todas las razones por las cuales creía que el amor no existía. Sin embargo, un día, salió a dar un paseo por un parque, donde encontró, sentada en un banco, a una hermosa mujer que estaba llorando. Cuando advirtió su llanto, sintió curiosidad, se sentó a su lado y le preguntó si podía ayudarla.
También le preguntó por qué lloraba. Podés imaginar su sorpresa cuando ella le respondió que estaba llorando porque el amor no existía. Él dijo: «Esto es increíble: ¡una mujer que cree que el amor no existe!». Por supuesto, quiso saber más cosas de ella y su pensamiento.
-¿Por qué dice que el amor no existe? -le preguntó.
-Bueno, es una larga historia -replicó ella-. Me casé cuando era muy joven, estaba muy enamorada, llena de ilusiones y tenía la esperanza de compartir mi vida con el que se convirtió en mi marido. Nos juramos fidelidad, respeto y honrarnos el uno al otro, y así creamos una familia. Pero, pronto, todo empezó a cambiar. Yo me convertí en la típica mujer consagrada al cuidado de los hijos y de la casa. Mi marido continuó progresando en su profesión y su éxito e imagen fuera del hogar se volvieron para él algo más importante que su propia familia. Me perdió el respeto y yo se lo perdí a él.
Nos heríamos el uno al otro, y en un momento determinado, descubrí que ya no lo quería y que él tampoco me quería a mí.
Entre nosotros actualmente no hay respeto ni amabilidad. Sé que, aunque encontrase a otra persona, sería lo mismo, porque el amor no existe. No tiene sentido buscar algo que no existe. Esa es la razón por la que estoy llorando.
Como la comprendía muy bien, la abrazó y le dijo:
-Tiene razón, el amor no existe. Buscamos el amor, abrimos nuestro corazón, nos volvemos vulnerables y lo único que encontramos es egoísmo. Y, aunque creamos que no nos dolerá, nos duele. No importa cuántas relaciones iniciemos; siempre ocurre lo mismo. Entonces ¿para qué seguir buscando el amor?
Se parecían tanto que pronto trabaron una gran amistad, la mejor que habían tenido jamás. Era una relación maravillosa. Se respetaban mutuamente. Cada paso que daban juntos les llenaba de felicidad. Entre ellos no había ni envidia ni celos, no se controlaban el uno al otro y tampoco se sentían poseedores el uno del otro. La relación continuó creciendo más y más. Les encantaba estar juntos porque, en esos momentos, se divertían mucho. Además, siempre que estaban separados se echaban de menos.
Un día él, durante un viaje que lo había llevado fuera de la ciudad, tuvo una idea verdaderamente extraña. Pensó: «Mmm, tal vez lo que siento por ella es amor. Pero esto resulta muy distinto de todo lo que he sentido anteriormente. No es lo que los poetas dicen que es, no es lo que la religión dice que es, porque yo no soy responsable de ella. No tomo nada de ella; no siento la necesidad de que ella cuide de mí; no necesito echarle la culpa de mis problemas ni responsabilizarla de mis desdichas. Juntos es cuando mejor lo pasamos; disfrutamos el uno del otro. Respeto su forma de pensar, sus sentimientos. Ella no hace que me sienta avergonzado; no me molesta en absoluto. No me siento celoso cuando está con otras personas; no siento envidia de sus éxitos.
TAL VEZ EL AMOR SÍ EXISTE, PERO NO ES LO QUE TODO EL MUNDO PIENSA QUE ES».
Entonces un día decidieron convertirse en amantes y vivir juntos, e increíblemente, las cosas no cambiaron entre ellos. Continuaron respetándose el uno al otro, apoyándose, y el amor siguió creciendo cada vez más. Eran tan felices que incluso las cosas más sencillas les provocaban un canto de amor en su corazón.
El amor que sentía él llenaba de tal modo su corazón que, una noche, le ocurrió un gran milagro. Estaba mirando las estrellas y descubrió, entre ellas, la más bella de todas; su amor era tan grande que la estrella empezó a descender del cielo, y al cabo de poco tiempo, la tuvo en sus manos. Después sucedió otro milagro, y entonces, su alma se fundió con aquella estrella. Se sintió tan inmensamente feliz que apenas fue capaz de esperar para correr hacia la mujer y depositarle la estrella en sus manos, como una prueba del amor que sentía por ella. Pero en el mismo momento en el que le puso la estrella en sus manos, ella sintió dudas: pensó que ese amor tan grande resultaba arrollador, entonces titubeó y en ese instante la estrella se le cayó de las manos y se rompió en un millón de pequeños fragmentos.
Ahora, un hombre viejo anda por el mundo jurando que no existe el amor, y una hermosa mujer mayor espera a un hombre en su hogar, derramando lágrimas por un paraíso que una vez tuvo en sus manos pero que, por un momento de duda e incertidumbre, perdió.
Esta es la historia del hombre que no creía en el amor.
¿Qué sucedió? ¿Cuál fue el error? ¿Quién de los dos lo cometió? ¿Sabés qué es lo que no funcionó?

El que cometió el error fue él al pensar que podía darle SU felicidad a la mujer. La estrella era SU felicidad y su error fue poner SU felicidad en las manos de ella. La felicidad nunca proviene del exterior. Él era feliz por el amor que emanaba de su interior; ella era feliz por el amor que emanaba de sí misma. Pero, tan pronto como él la hizo responsable de su felicidad, ella rompió la estrella porque no podía responsabilizarse de la felicidad de él.
No importa cuánto amase la mujer al hombre, nunca hubiera podido hacerle feliz porque nunca hubiese podido saber qué era lo que él exactamente quería. Nunca hubiera podido conocer cuáles eran sus expectativas porque no podía conocer sus sueños.
Si tomas tu felicidad y la pones en manos de alguien, más tarde o más temprano, la romperá. Si le das tu felicidad a otra persona, siempre podrá llevársela con ella. Y como la felicidad sólo puede provenir de tu interior y es resultado de tu amor, SÓLO TÚ ERES RESPONSABLE DE TU PROPIA FELICIDAD. Jamás podemos responsabilizar a otra persona de nuestra propia felicidad!!! Sin embargo, cuando acudimos a la iglesia para casarnos, lo primero que hacemos es intercambiar los anillos. Colocamos la estrella en manos de la otra persona con la esperanza de que nos haga felices y de que nosotros la haremos feliz a ella. No importa cuánto ames a alguien, nunca serás realmente lo que esa persona quiere que seas.
Ese es el error que la mayoría de nosotros cometemos al comenzar una relación.
Asentamos nuestra felicidad en nuestra pareja y no es así como funciona. Hacemos todas esas promesas que somos incapaces de cumplir, y entonces, vamos armando el escenario en el que inevitablemente fallaremos.

lunes, abril 25, 2011

SER FUERTE.

Ser fuerte es amar a alguien en silencio. Ser fuerte es irradiar felicidad cuando se es infeliz. Ser fuerte es intentar perdonar a alguien a quien nos cuesta perdonar. Ser fuerte es esperar cuando no se cree en el retorno. Ser fuerte es mantenerse en calma en momentos de desesperación Ser fuerte es demostrar alegría cuando no se siente. Ser fuerte es sonreír cuando se desea llorar. Ser fuerte es hacer a alguien feliz cuando se tiene el corazón hecho pedazos. Ser fuerte es callar cuando lo ideal sería gritar a todos su angustia. Ser fuerte es consolar cuando se precisa de consuelo. Ser fuerte es elogiar cuando se desea maldecir. Ser fuerte es tener fe en aquello que no se cree. Por eso, por más difícil que tu vida pueda parecer: Ámala y sé Fuerte!

sábado, abril 23, 2011

EL HOMBRE QUE CREISTE AMAR.


"Le diste todo... tu tiempo, tu sudor, tus hijos, tu cuerpo, tu salud, tu paciencia, tu dedicación, tus ideas, tu entrega, tu intimidad, tus secretos, tu pasado, tu presente, tus recuerdos, tus amigos, tus proyectos, tu entereza, tu coherencia, tu trabajo, tu crecimiento profesional o laboral... luchaste a su lado en cada batalla SUYA, postergaste las tuyas... priorizaste sus proyectos, sus trabajos, sus desafíos... levantaste sus armas del piso cuando se cansó y seguiste luchando por él sus propias luchas y combates... te fuiste convirtiendo en su sombra, su silenciosa defensora, su figura resaltaba más si te tenía a ti debajo, su imagen se hacía más fuerte a medida que tu caías más al fondo... Los demás poco sabían, poco intuían, algunos solo adivinaban... pero todos quedaban en un sepulcral silencio observando que algún día irónicamente por fin tuvieras la fuerza y valentía de simplemente rebelarte... tu...la consumida, la abusada, la que callaba, la que no entendía por dónde se había escapado la figura amada...
La relación destructiva de un vínculo posesivo, es insana para ambos, pero sufre más uno que el otro, se desarma más una de las partes, sintiéndose no solo cada vez más debilitada sino más en el borde de un precipicio que pocos entienden, y al que nadie va al rescate. Él se nutre de tu esencia, aire, privacidad y hasta pensamientos coherentes, tu amor por ti misma cae al piso y él lo sabe, y con su mirada te dice que lo disfruta... y continúa alimentándose... y continúa vendiendo una imágen encantadora afuera, la que la gente ignorante de la cruel realidad le cree... y todos aceptan: el cuadro del hombre sacrificado, del hombre que soporta, del hombre víctima, del hombre incomprendido... del hombre abusado!... Se convierte ante los ojos ajenos en ti... para los demás él pasa a ser tu, y quién eres tu?: la real víctima, postergada, demorada, invadida, asustada, anulada...Mientras se entretiene destruyéndote... y goza viendo cómo caes... cómo te desmoronas... cómo pierdes fuerza y coherencia... Hasta que un día equis por fin dices BASTA...y tomas las armas más maduras y responsables: buscar el apoyo emocional y legal correspondientes, sacar los tules del engaño, y dejar en evidencia lo que siempre se ha ocultado, cantar verdades que dejen claro por fin ante todos la diferencia que hay entre ser víctima y ser victimario. El peor error fue protegerlo con tu silencio, ya es hora de hablar..."

jueves, abril 21, 2011

RESPIRANDO PAZ.


Es IMPOSIBLE estar triste, estresado,
deprimido o preocupado... si estás experimentando
una profunda sensación de Gratitud !!!

* Una actitud agradecida por lo que se ha recibido
* Un cálido o profundo reconocimiento de la bondad personal
* Una disposición para expresar agradecimiento dando gracias

La gratitud es una parte clave si estamos buscando
vivir una vida plena ya que nos ayuda a tomar conciencia
de todas las cosas buenas que nos rodean.
Hacé esta prueba
Ahora mismo, mientras leés esto- ponete una mano en el pecho.
Cerrá tus ojos. Respirá hondo tres veces.
Y Visualizá cinco cosas, situaciones, personas por las que estás Agradecido.

Puede ser por tu salud, tu familia, tu trabajo o algo tan simple
pero importante como respirar, caminar o sentir el olor de las flores.

No importa lo que sea, tan solo pensá en cinco cosas por las que sentís
una profunda GRATITUD.

... Y OBSERVÁ LO QUE PASA CON TU ESTADO DE ÁNIMO. ¿Cómo te sentis?


Vamos, no sigas leyendo... Hacé el Ejercicio.

...


... ¿Y como te fue?


¿No se te puso automáticamente una sonrisa en tu cara?

¿No te sentiste con calma, relajado y a la vez contento y feliz?

Imaginá que con una pequeña acción pudiste CAMBIAR facil
y rápidamente tu estado de ánimo.

Recordá la proxima vez que sientas bronca por tu jefe,
o por tu pareja o por tu familia.

Cerrá los ojos. Respirá profundo y Agradecé. Aprecia
todo lo que tenés en tu vida.

No solo vivirás una Vida mas plena y feliz, sino tambien,
que crearás mas plenitud y felicidad a tu alrededor.

1000 ESPEJOS

‎Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa. El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de subir las escaleras, se topó con una puerta semiabierta; lentamente se adentró en el cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto habían 1.000 perritos más, observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos. El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco apoco.. Los 1.000 perritos hicieron lo mismo. Posteriormente, sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que los 1.000 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él. Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando para si mismo: "Qué lugar tan agradable... Voy a venir más seguido a visitarlo!
Tiempo después, otro perrito callejero entró al mismo sitio y se encontró entrando al mismo cuarto. Pero a diferencia del primero, éste perrito al ver a los otros 1.000 perritos del cuarto se sintió amenazado ya que lo estaban viendo de una manera agresiva. Posteriormente, empezó a gruñir; obviamente, vio como los 1.000 perritos le gruñían a él. Comenzó a ladrarles ferozmente y los otros 1.000 perritos le ladraron también. Cuando este perrito salió del cuarto pensó: "Qué lugar tan horrible es éste... Nunca más volveré a entrar allí! En el frente de dicha casa se encontraba un viejo letrero que decía:

"La casa de los 1.000 espejos.
Todos los rostros del mundo son espejos"

Decide cual rostro llevarás por dentro y ese será el que mostrarás. El reflejo de tus gestos y acciones es lo que proyectas ante los demás.

Mil veces no puedo

Hoy tengo grandes deseos de desaparecer, y terminar con todo; sé que si lo expreso así, termino internada y listo, un problema menos, la gen...